Hace unas semanas –luego de años intentándolo– pude compartir mi opinión sobre la deuda técnica. Algunos amigos me comentaron que veían que el post estaba incompleto y es cierto, no cubrí muchas cosas que tengo en mente (como por ejemplo, cómo medirla, qué herramientas usar o cómo evitarla) pero creo que para suerte de todos nosotros, podemos encontrar abundante información e internet.
Algo muy parecido a esta deuda, es lo que entre conversaciones de amigos denominamos Deuda Humana (DH). Aquí una breve historia que nos ayudará a entender el caso:
Juan es un jefe de proyectos que no pierde oportunidad para menospreciar a su equipo. Pasa el tiempo y poco a poco, algunos miembros de este empiezan a llegar cada vez más tarde, pedir un cambio de proyecto o incluso llegan a cambiar de trabajo.
Pasado un tiempo Juan descubrirá que aquellos que dejaron el equipo –o el trabajo– mostrarán resultados desde favorables hasta sobresalientes.
Independiente al impacto generado, las personas que dejaron el equipo se muestran más motivadas y ese puede ser el inicio del cambio en el nuevo trabajo en el que se encuentren.