Hace ya un buen tiempo, Pepe fue ascendido a Jefe de área, y posterior a la noticia, conversé con él. De esa reunión resalté tres principios muy importantes:
- Realización personal: Si bien es cierto sus actitudes (y resultados) demostraban que el ascenso era merecido desde tiempo atrás, Pepe solicitaba reuniones de feedback a su eventual jefe. No pedía ser ascendido, preguntaba sobre aquellos aspectos personales que le faltaban cubrir para sentirse merecedor de un puesto con mayor responsabilidad.
- El equipo tiene que estar preparado: Cuando eres ascendido se espera que tus resultados mejoren pues ahora tienes un equipo que heredará tu forma de trabajo, tus buenas prácticas. Entonces, Si te conviertes en el jefe del equipo con el que trabajabas y no irradiaste tu forma de ser, empezarás desde cero con ellos.
- Nadie trabaja como tú: Ascender conlleva menor cantidad de acciones operativas y eso no significa que trabajarás menos, significa que tendrás nuevas funciones y que las que hacías, las hará tu reemplazo, quien no necesariamente tiene todas tus habilidades ni tu velocidad.

Al repasar estos principios, concuerdo con una de las más grandes preocupaciones de los comités que evalúan los ascensos laborales:
¿Ganaremos a un mal jefe o perderemos a un gran analista?
Por otra parte está lo que hay dentro de cada uno de nosotros, pues la necesidad de poder (o de demostrarlo) aparece de diversas formas y eso se puede convertir en un problema si no sabemos manejarla.
Si lo vemos desde nuestra perspectiva, al ascender en la escala de puestos, siempre tendremos dos opciones:
- Demostrar por qué soy el jefe: Esto implica irradiar mi comportamiento y mis buenas actitudes pues, estas se contagian y todo miembro de un equipo busca trabajar cómodamente. Por ello, una de nuestras funciones debería buscar cómo desarrollarnos entre sí.
- Demostrar que soy el jefe y es lo que más importa: También están aquellos que llegada la oportunidad dicen “ha llegado mi momento, ahora verán…” y piensan que ser el jefe equivale a ser el dueño del equipo y de todas sus decisiones.

En última instancia siempre quedará en nuestra conciencia el camino que seguiremos al liderar un equipo (esto sin necesidad del título), pero llegado el momento de escalar y de aceptar nuevas funciones, hay que mantener la cabeza fría y recordar que al final todo se resume a la regla de oro:
Nunca hagas a alguien aquello que no quieres que te hagan.
Un abrazo,
@Jersson
One thought on “Y tú ¿Qué vas a hacer cuando seas jefe?”