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Todos tenemos una historia para contar

Créanlo o no, todos tenemos una historia para contar. Y si aún no nos ocurre, pues nunca es tarde para revisar –o crear– esa lista de cosas que queremos hacer.

Les comparto un corto que descubrí en el viaje de retorno a casa luego de vivir unos meses lejos de esta, y que, casualmente al volver –y para poca sorpresa de mi madre–, me quedé pocos días en Lima porque ya tenía planificados muchos viajes dentro de mi querido país.

Confieso que dudé –muy poco, la verdad– en compartir el video en LinkedIn (red donde publiqué originalmente este post), porque dicha red social se enfoca muchas veces en temas netamente laborales, pero saben, hace mucho descubrí que el trabajo es solo un medio para el fin, que debería ser vivir, hacer el bien y sentirnos bien ¿no?

Un abrazo,
JD

Mis 42 lecciones aprendidas

  1. El silencio también es una respuesta.
  2. Tienes dos orejas para escuchar y una boca para hablar.
  3. Escucha para entender, no para responder.
  4. Respira antes de responder.
  5. Tener siempre la razón es peligroso e imposible.
  6. El ego es muy poderoso, puede destruir cualquier cosa.
  7. Puedes tomar algunas cosas del trabajo de “manera personal” pues muchas veces le entregas parte de tu vida.
  8. Cambia el “tengo” por el “tenemos” siempre y cuando sea cierto.
  9. Si lideras un equipo, no olvides que su crecimiento siempre depende de ti.
  10. Si formas parte de uno, identifica tus fortalezas y úsalas para ayudar a los demás.
  11. Sea el puesto que tengas, busca y brinda feedback para seguir creciendo, primero como persona, luego como profesional.
  12. Todo proceso de feedback debe incluir ejemplos concretos, sino no se podrá tomar acción.
  13. Por más duro que pueda ser, el feedback es una oportunidad para seguir adelante.
  14. Pedir disculpas es más complicado que admitir un error.
  15. Una disculpa no debe incluir excusas ni condiciones, solo se pide buscando no repetir la situación.
  16. Nunca es tarde para volver a empezar, pero no siempre será fácil.
  17. Si un problema no se puede resolver, esa es la solución.
  18. Podemos equivocarnos, sí, pero si la situación se repite, no hay que culpar a la mala suerte.
  19. La mala suerte no existe, la buena suerte sí.
  20. La suerte ocurre cuando la preparación y la oportunidad se encuentran.
  21. Suerte también es la combinación de esfuerzo (elevado) y talento (no es requisito, pero mientras más alto, mejor).
  22. Si quieres expresarte de manera adecuada, tienes que leer, escuchar y ver de todo un poco.
  23. Si al leer un libro, notas que no te gusta o que no es lo tuyo, prueba leyendo otro libro.
  24. Toda expresión incluye al texto (lo que se dice), subtexto (cómo se dice) y contexto (en qué momento se dice)
  25. No solo debes ser recordado solo tu trabajo, sino también por cómo te comportaste con los demás.
  26. El trabajo termina ni bien sales de la oficina o apagas la computadora.
  27. Si nunca apagas la computadora, reflexiona al respecto.
  28. Si esperas al viernes para empezar a divertirte, reflexiona al respecto.
  29. No tiene nada de malo tomarte un tiempo para respirar.
  30. Pensar cansa, está comprobado.
  31. Toma agua y come a tus horas.
  32. Si comes mirando tu computadora del trabajo, reflexiona al respecto.
  33. Recicla.
  34. Ganar o perder dinero está bien, perder el tiempo no.
  35. No hay mejor inversión que tu educación y la de los tuyos.
  36. Repite aquellas experiencias que te hicieron sentir bien a ti y a los demás.
  37. Si puedes ayudar, hazlo, y si no, pide ayuda.
  38. Equivocarse no es malo, pedir ayuda tampoco.
  39. Si la situación se sale de control, piensa en lo peor que podría pasar.
  40. Caminar solo está bien, cantar solo también.
  41. Nuestro tiempo se debe equilibrar entre nosotros, nuestra familia y el trabajo.
  42. Nada es más importante que la sonrisa de mamá.

Choque de realidad, puro y duro

Es lo que sentí al terminar “Orgullo Prieto” de Tenoch Huerta, en cuyo libro comparte –a modo de ejemplo–, algunas vivencias que, siendo honestos, pueden haberle ocurrido a cualquier ciudadano de a pie que no cuenta con privilegios –que para algunos no lo son–, como el color de piel, estudios, amistades en común, etc.

Me pasó la mismo al leer “No soy tu cholo“, de Marco Avilés. Quien a diferencia de Tenoch, mexicano de nacimiento, comenta experiencias similares, pero en Perú, país al que pertenezco.

Lamento decir que no pasa época del año en la que me siento discriminado, apartado, aislado por no haber estudiado en algún lugar especial, no frecuentar lugares comunes o siendo concretos, cuando luego de haber intentado entrar a un lugar, no me dejaron entrar porque “estaba todo ocupado” (cuando no era así) o como cuando quise averiguar el precio de un auto pues “no había stock”. Ya depende del estado de ánimo de cada uno, así que a veces hago sentir mi incomodidad al decir, como ocurrió al intentar entrar a un hotel “pero mis amigos acaban de entrar, a ellos no les pediste documentos, todos estamos yendo a cenar”.

Llegado a un punto, algunas personas podrían pensar “¿pero cómo te habrás vestido?”, lo gracioso es que yo creo que eso no debería importar, además, la vez que mis amigos entraron al hotel, estaban usando buzo/indumentaria deportiva, yo llegaba de trabajar y llevaba una camisa que –algunas veces– debo usar.

A pesar de ello, creo que, gracias al sacrificio de mis padres, pude terminar el colegio y luego la universidad, y claro, ya por el simple hecho de ser hombre, ya tengo una serie de privilegios que a veces es bueno recordar y que, de alguna u otra manera, también tengo la oportunidad de ayudar a los que no cuentan ello. Pero, la pregunta es ¿cuántos recordamos/entendemos eso?

En fin, nos falta mucho por aprender y/o cambiar, pero Roma no se hizo en un día, mucho menos, no espero algo radical como pedir que lancemos nuestra voz de protesta y salgamos a las calles por una lucha que en el peor de los casos podría tomar más de una vida.

A veces eso no es necesario. La lucha viene desde casa.

¿Qué está pasando con LinkedIn?

Si bien es cierto lleva más de quince años en el mercado y es posible que durante los diez primeros los cambios hayan sido puntuales, hay aspectos que siempre llamaron mi atención.

No tengo intención de ahondar en cada uno de ellos, pero es muy importante –y posiblemente demasiado obvio– que aceptemos que el ego acompañado por vicios heredados de redes como Facebook (a más likes, más popular), hacen que la calidad del contenido sea cada vez más pobre.

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Migré mi blog (otra vez)

Lo único constante es el cambio.

Y bueno, parece que este cambio ha malogrado la visualización de mis imágenes. Espero resolverlo pronto (sino tendré que dejarlo así :D)

Un abrazo desde esta parte del planeta.
JD

UPDATE
Por algún motivo las direcciones relativas de las imágenes se han copiado mal. Bueno, creo que no hay más solución que la manual :O